El tren del botellón*

Aunque fue la primera línea de tren de la Península, fundada en 1848, ahora hay quien la llama “la línea del botellón” o el tren de la fiesta. Obviamente depende del día y del momento del año, pero en general, el último convoy que sale los viernes de la plaza de Catalunya de Barcelona hacia Mataró cuando falta solamente un minuto para que sea medianoche se convierte en una especie de “vagón disco”, donde el ambiente festivo es abrumador, especialmente para los que vuelven del trabajo, que también los hay, como este diario pudo comprobar el pasado 4 de noviembre.

Algunos de los jóvenes cogen el tren en L’Hospitalet, donde tiene su inicio, y otros muchos se van incorporando hasta la estación término. Todos van cargados con las bolsas de plástico donde se han preparado la 'gasolina' que les ha de permitir aguantar cuanto más tiempo mejor -al menos hasta que puedan coger el primer tren de vuelta, que sale de la capital del Maresme a las 04.57 horas-. Y en el mismo tren empiezan a beber, sin tapujos, y hacer sonar sus teléfonos móviles provocando la perplejidad de los usuarios que no forman parte de la fiesta.

PEREGRINACIÓN ETÍLICA
Al llegar a su destino, desde la plaza que hay delante de la estación, los pasajeros se dirigen en peregrinación durante unos mil metros hasta la zona del polígono del Pla d’en Boet, donde se concentra la oferta de discotecas y el establecimiento Cocoa, la estrella de la noche en Mataró, con capacidad para 4.824 personas. Se calcula que un viernes pueden concentrarse en la zona donde está Cocoa hasta 10.000 personas, muchas de ellas menores, puesto que ese es el día en que la discoteca permite entrar a menores de 16 años.

Los vecinos reciben la procesión nocturna con resignación, aunque también los hay indignados. Un joven que prefiere no dar su nombre y que residía en el barrio hasta hace dos años comenta que sí, que era habitual ver a los chicos llegados en tren consumiendo gran cantidad de alcohol, no ya en la zona de discotecas, sino en los alrededores del Clos Arqueològic de Torre Llauder, un recinto que alberga restos romanos y que se supone tranquilo. “En sus inmediaciones, que tocan con los pisos del final de la calle de Castaños, el ruido de los jóvenes molestaba a los vecinos, que algún día amenazaban con hacerles callar por las malas. Pero eran muy jóvenes, ¿qué les vas a hacer?”, recuerda este testimonio.

ACTOS DE VANDALISMO
Remedios Merchán, presidenta de la asociación de vecinos del Pla d’en Boet, confirma la vigencia del fenómeno y relata un panorama desolador. “Los sábados por la mañana y los domingos el barrio aparece hecho un asco. Es un continuo. Cada semana lo mismo; a las 6 o las 7 de la mañana aún te encuentras jóvenes que regresan de las discotecas”, afirma. Merchán asegura que, si bien la mayoría de ellos se comportan civilizadamente, en algunos momentos también ha habido incidentes como pedradas contra algún comercio: “Lo que la mayoría de la gente del barrio sufre son los ruidos de esta romería, a partir de la una de la noche cada viernes y sábado. ¡Estamos hartos!”.

La presidenta de la asociación de vecinos del barrio apunta dos elementos que preocupan especialmente a la entidad que preside: la repercusión que el botellón tiene en el barrio para los vecinos y la imagen que se proyecta hacia el exterior los fines de semana. “Este es un problema de ciudad pero lo sufrimos solamente en el Pla d’en Boet y en los alrededores, porque no queda ningún espacio público del barrio sin afectación”, denuncia.

Los vecinos exigen generar una oferta de ocio alternativa en la ciudad, el ayuntamiento asegura que trabaja en un Pla de Ocio La asociación tambien critica la normalidad con que se vive la ingesta desenfrenada de alcohol por parte de los jóvenes, que cada vez son más jóvenes. “Desde el ayuntamiento nos dicen que sí, que intentarán limpiar más, y que están estudiando cómo poner fin al problema. Sabemos que es de difícil solución y de hecho creemos que lo que habría que hacer es generar una alternativa de ocio en la ciudad”, concluye la presidenta.

El asunto es de la preocupación del consistorio. La concejal de Vía Pública, Núria Moreno, explica que muy pronto el gobierno municipal presentará un plan de ocio nocturno para intentar atajar la situación. Este plan tendrá -asegura- "un enfoque integral que incluirá medidas en el ámbito de la seguridad, la limpieza de la via pública, la intervención preventiva en jóvenes así como la coordinación con los centros de ocio nocturna y RENFE" .

Faltará ver si la actuación municipal será suficiente como porque la línea R1 recupere los viernes y sábados por la noche su nombre original.

* Article publicat el dissabte 12 de novembre a El Periódico de Catalunya.

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